Toda la luz del día

miércoles, 11 de agosto de 2010
Del viejísimo jugo de la tierra




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Toda la luz del día se aquieta en los espejos.

Detrás de los cristales

ese mundo que gira (de qué siglo a qué siglo)

con su viento sacude las ciudades lejanas,

los trigales de mayo.



Y golpea su lluvia los espesos postigos del silencio,

las esquinas amargas,

la hierba en los escombros,

o la suave tibieza de los nidos de alondra,

o aquel dulce volar

ayer vivo y azul de la luz en tu cuerpo.



Te sueño en ese mundo, y te busco en su tiempo.