Entrad todos conmigo
miércoles, 11 de agosto de 2010
1
Entrad todos conmigo en este bosque,
porque en sus musgos tibios
acariciar podréis la suave axila
de nuestra madre tierra y su prohibido sexo.
Dejad rodar las piedras,
ya que vida es caer -así en los sueños-
por un espacio en sombra hasta un valle sin agua
que nos vuelve a sí mismo como un pozo
al fondo de este bosque.
¿Alguien está gritando nuestros nombres?
Sólo un amargo otoño nos rodea
y nos reúne el frío
en su hosco noviembre.
Y si la piedra cae hasta un interminable precipicio
-me refiero a la piedra donde nadie quedaba
a reposar su cuerpo-
y si el otoño avanza y caen las hojas
y llega su diciembre,
sabed: nadie nos llama al fondo de este bosque.